“Mi novio es un puercospín que escribe poemas re copantes que nunca hablan de mí”
Débora
Le
escribo un no poema a tu almejita
siempre
hambrienta y mojada
y a
tus tetitas ínfimas y duras
como
copitos de dulce de leche.
Le
escribo un no poema
a tu
cabello negro con mechones azules
y
pinceladas púpura
y a
tus ojos
de
ámbar ron dorado que diluye
un
touch de azúcar negra.
Le
escribo un no poema a tus risottos
di
mare e di montagna
y a
tus crambels de higos y pistachios
y a tu
carne del bosque con hongos portobello
y a tu
ensalada de endibias, nuez y rúcula.
A tus
bracitos lacios de anguila transparente
que se
enroscan de noche en un ídolo roto
le
escribo un no poema.
Y a tu
“leeme, nero” y a tu cabeza a salvo
en la
incómoda cama de mi pecho
y a tu
serenidad en mis ciclones
y a tu
curva de luz en mi tiniebla
y a tu
“¿estás abrigado?¿ya almorzaste?
¿te
curaste la herida?¿tomaste los remedios?”
como
si tu infiel gato viejo fuera un niño
que no
supiera nada.
Le
escribo un no poema
sólido
y vertical
a tu
ternura plácida
que se
enfrenta conmigo en la aspereza
como
la algarabía del coraje
y a tu
lánguido ser adolescente
lacio
y adolescente,
blanco
y largo y huesudo como un rayo
que
estalla en la negrura de mi vida
como un
trueno de aves contagiosas.
Te escribe un si poema un no poeta.
Te escribe un si poema un no poeta.