3.-
Si fueran tan
alegres como sus colores, cuando la avioneta cruza sobre la caravana y todas
las monjitas se inclinan sobre ese dragón chino que avanza sobre una tierra
roja bordeada por intensos verdes y comentan entre ellas cuanto color que
ilumina un día de los difuntos, “¿sabías, es el Día de todos los Muertos y
antes fue...”, “si ya sé, el de los Santos”, “habrá de esos”.
“Las monjitas,
no sé, ¿a donde van?
“Virginia es
enfermera, irá al Panzi, vaya a saber”.
Nunca me habla
Dios cuando le pido que me oriente, tengo que ser mi propia brújula,
“...si al Panzi,
porque Dios me dijo que mi misión son la mujeres...”
¿Cuál es la mía?
“¿Es cierto que
los del regular viajan con sus mujeres y sus hijos?”
“...salvarlas
del estigma, redimirlas...”
“Dicen que si,
que viajan con los chicos y con las mujeres, todos”
“No me gusta la
idea, no sé como vinimos a parar acá”,
“...porque si
ellas sobreviven, va a sobrevivir la sociedad”,
“Yo tampoco lo
sé”, a veces pienso.
Huarkaya se
disgusta, “jodida muerte, jodida vida, Dios nos pone a prueba, día de los
Difuntos, qué mala señal”.
Es cabalero
Huarkaya, “no es bueno llegar en Día de Difuntos”, tampoco es religioso pero se
persigna.
“Salimos el de
los Santos”, le digo y me mira con esa rara ferocidad barrosa de su gesto
“... siempre
hubo mártires”, dice Virginia.
“Si, si”. La
ventanilla es un buen refugio, “tanto color... parece un carnaval de muertos”.
4.-
Están bailando.
“Vamos...vamos...bailen,
bailen...Vamos, bailen.”
“¿No dicen que
no dan abasto? ¿Por qué bailan?”
Venimos desde el
culo del mundo con seis monjas y Holowitz ya tiene demasiado encima desde antes
de que llegáramos.
“Bésame el culo”
“Ya estoy acá
¿Qué cosa está mal, Goldberg?¿Me lo vas a decir o no, carjo? insisto, malquistado.
“Mañana, mañana.
Ahora baila un poco. Baila, baila”
“Tu puta madre baila”
Huarkaya me arrastra “¿ qué carajo hacemos con
las monjas?”
Goldberg me
corre por el espacio húmedo en que Huarkaya tironea de mí, “bésame el culo”
Un universo de
colores muertos acampa en el infierno.
“No se puede, no
se puede”
“¿Qué cosa no se
puede, ruso?”
“¿Dónde dormimos
nosotras?”
Y qué se yo
Virginia, si acabo de llegar igual que ustedes.
“Meté las monjas
en algún lado ruso”
“Se abortó la
misión”, lo escuché tantas veces que ya nada me asombra.
“Meteme las
monjas en alguna parte, por favor, que las tengo pegadas al culo...Van al
campamento de refugiados”
“No, no, ahora
no, no todavía” replica Goldberg, “dance,
come here, dance”
“...no somos
improvisados, ruso ¿ qué pasó?”
“
tomorrow...tomorrow...”
¿Hay mañana?
Higa me sujeta
por un brazo y me enseña la noche. Me hurta de mi mismo hacia un lugar del
cielo en el que todos caben.
(De: Viraje (Kivu Norte - Tercera Guerra del Congo) ed. 2009