Restringir el territorio para pájaros y apagar las luces del perímetro. Activar el vallado eléctrico y los sistemas de visión nocturna. Liberar de su cadena los dientes de los lobos. Permitir a las hienas retozar sobre los muertos y a los buitres coleccionar ojos. Hacer silencio de radio. Previamente volar todos los puentes.
Y esperar, como una negra fortaleza impávida, que nuestra noche no termine nunca .