Alguien viaja en la feria de las luces
como una mala colección de huesos
atados de penuria.
Soy como el esqueleto de una carta
que no le llega a nadie;
una forma deforme en que se agita
la forma de un reflejo
sobre el barro.
Si levanto los ojos veo fuego
donde se queman niños
y una tierra absoluta,
despoblada,
raídos hospitales
y esta herrumbre.
Camino, intransitable como un muerto
por la piel de mi nombre
y me desisto
detenido y vacío bajo el agua.
Al amor se le ha roto lo sonoro.
Cargo mi corazón
como una bala
que busca su disparo entre mi sangre.
Y a la puerta de mí
defiendo el grito que no proferiré.
Soy un viaje de ida que ha acabado