Apendicitis crónicas (las páginas colgantes)

TEORÍA DE LA PROSA - IRRESPONSABILIDAD DEL VERSO - IMAGINACIÓN DEL ENSAYO - INCERTIDUMBRE DE LA REFLEXIÓN

Estadísticas de repitencia


"La vocación por la honestidad es un mal hábito que sólo trae problemas. Buscar la verdad se aleja de cualquier postulado filosófico que pueda desarrollar el mundo relativo. Hay muchas verdades y a cada quién la suya. Todos tenemos la nuestra, la incompatible con las que tienen los demás. Cuando coinciden las verdades no son las verdades las que coinciden, sino los intereses individuales depositados en la obtención del objetivo final. Intereses y objetivos. Uno aprende al fin a desenvolverse en ese mundo desde el cuál expulsa a la ilusión por resultarle un material superfluo".

No creo que sea a mí al que intenta convencer de lo que expresa su recurrente oratoria sino más bien intenta él mismo persuadirse, para justificar su propio estado de infinito hastío.

Ninguno de los dos puede remediar eso que le sucede a él y que me atañe de modo tangencial, como a un apéndice sujeto a los avatares del cuerpo al que le sobra.

Es su manía de mirar con asco la que empobrece cualquier cosa que vemos y la transforma en una porquería. Incluyo entre estas cosas la belleza, aunque el criterio de belleza tenga similitudes con el criterio acerca de la verdad, sobre el que él estuvo hablando antes.

Todo lo que nos gustaba ha caducado en lo que no nos gusta ni a él ni a mí.

Ambos estamos aburridos de las cosas espléndidas que provocan felicidad en los demás.

No negociamos siquiera entre nosotros porque nos ha afectado una enferma concordancia en la que coincidimos con inapetencia.

Antes, yo a veces conseguía ser feliz con muchas cosas nimias que ahora ni siquiera percibo alrededor. Él ha montado sus ojos en los míos y todo transcurre en tono gris y pertenece al mundo de la ausencia y del desinterés. La vida se nos vuelve un sinmotivo por el que andamos con el piloto de tormentas, sobrevolando nuestras propias fobias y manteniendo el tipo como manda la ley de los más fuertes. Yo ya hubiera arrojado la toalla, pero él se impone a mí en esos disloques y capitanea la claudicación.

Es de los dos el más violento y el más triste y también creo que es el que sufre más, a pesar de que intenta cargarme con el fardo de una debilidad que no me importa ocultarle a él ni a nadie.

Me preocupa que todo le dé cochinamente igual porque me arrastra a muchas situaciones delictivas para el alma, que alcanzo a distinguir porque tiene pequeños resplandores, pero que él no percibe porque en sus grises todo está hecho de gris como un gran charco de metal opaco. 

Se ha hartado de escupirse con la vida y ya no quiere celebrar rituales de resucitación. Yo no recuerdo el tiempo de mis filias porque tanta convivencia con el suyo me ha puesto fóbico hacia mi propia polaridad, así que rechazo lo que se me parece y me adhiero cada vez más a esta forma disímil que protagonizamos y que vorazmente me subsume en su idiosincrasia de derrotas.

He llegado a la conclusión de que es de esas bestias que sólo funcionan bien bajo castigo y si hay pienso hacen huelga de hambre. Quiere sufrir porque no entiende ningún otro idioma y el mundo natural descoloca su armazón rabiosa de la vida.

Me siento más normal si lo analizo desde estas paradojas porque como al ser siempre el que se impone a mí, permite poco margen para la tolerancia. Son él y sus demonios.

Pero eso no es verdad. Soy yo con mi demonio. Sólo eso. 


(De: Animal de tormenta- Los diarios de Aivan Jaid)

 Imagen: Regreso del pescador by Fan Ho


De las cartas cerradas y otras incoherencias (toma desde el amor a la que salga)


 Vocación por el ala



En el final, yo tenía una vida muy vieja sin palomas. Me había acostumbrado a ser un cuervo que pelea con buitres desde el sol a la sombra, todo el día.

En otra vida vieja, el cuervo iba y venía desde el día 40 sobre las aguas hasta que las aguas bajaron y se secaron encima de la tierra.

Un buen día de esos tantos días en que iba y venía, volaba, mas no volaba solo. También junto a él volaba una paloma. 

Tres veces voló la paloma junto al cuervo que iba y volvía hasta Noé un día y otro día.
En el segundo de sus vuelos, la paloma llegó trayendo una rama de olivo, quizás porque era una paloma y las palomas son mucho más románticas que los cuervos, pese a que el tipo (siempre según la Torâ y no los Evangelios Cristianos) iba y venía avisándole a Noé que las aguas se estaban secando encima de la tierra. 

Iba y venía, como un Sísifo alado.

Quizás el cuervo había transgredido la barrera de Dios dentro del arca (los instintivos somos todos así), lo mismo que hizo el perro e hizo Cam, porque los cuervos, como dicen mis compañeros, hacemos lo que nos da la gana porque hemos aprendido a diferenciar con mucha claridad el bien del mal para entender que en el fondo, ambos se mezclan, indefectiblemente. 

Algo convirtió al perro en un animal noble y en el mejor amigo del hombre. Y a la paloma en un símbolo de algo que no existe y a lo que se llamó paz. El cuervo, sin embargo, siguió siendo una mierda que iba y venía volando sobre las aguas hasta que se secaron encima de la tierra, en teoría, porque hay tantos tipos de aguas que la tierra sigue sumergida en sus propios pantanos sin palomas ni arcas.

Lo tuyo - tan grandísimo, tan enorme amor mío - es una vocación por los olivos y la mía es una vocación por avisar que jamás bajan las aguas porque a pesar de los olivos, las aguas siempre están tapando al mundo.

Cuando volamos juntos quisiera ser también mejor profeta. No un Jeremías. Un profeta de esos que pueden llevar olivos en sus manos. Pero no. Digamos que soy un tipo negro, apocalíptico, angostado por las aguas del mundo en que le es imposible volar y en que se ahoga con su propio llanto.

Tenías que ser una Paloma para ganarle con tu vuelo al Cuervo y hacerlo claudicar.

Te amo tanto, hija mía, te amo tanto, que tengo que escribirlo porque verbalizarlo es imposible. Y además, lo escribo para que quede escrito, igual que la canción que me mandaste y acá estoy, sigo estando y vuelo como puedo.  
 
Soy un cuervo ciego, hartamente cansado, que va y vuelve hacia un arca interminablemente  náufraga.

Hoy me llama y me guía una Paloma.






Idioma del hermano





Estás en el fracaso donde el éxito sobra
y hay apenas
esta vocación sucia
medio muerta
y hecha a la cuestión de si sobrevivimos
o van a darnos
una puta medalla al mérito del miedo

que otros declinan porque el miedo es difícil.

No habrá otra cosa.

Sólo lo burdo que implica el heroísmo
que en el fondo no es tal.

No sabría explicarte qué carajo es el heroísmo.

Lo intento igual y hasta capaz que sirve.

El heroísmo dicho sin medallas
es un hombre que cree.

El heroísmo dicho sin medallas
es un hombre que lucha por aquello en que cree
sin fundamentalismos
que lo alejen del hombre en el que el hombre cree.

El heroísmo es eso de estar ahí
cuando todos te llaman y cuando nadie acude
al llamado de todos.
(Solo uno, que ni siquiera es héroe
de esos de celuloide tipo joliwud
 sino un humano
a – penas)

Pero si tengo que decirte
a – penas
creo en el hombre.

Eso me lleva a creer en que todos los heroísmos
son posibles

mal que le pese al que le pese un héroe
en chancletas

y a pie.











No me pienso morir tan
repentina
-
mente.

Es cierto
que pareciera a veces que la muerte
me acaricia las bolas y me chupa la pija

hasta que acabo.

Pero sincera
-
mente

así es mi relación con el fracaso de esta enfermedad

y así es mi relación
con todos los fracasos
entre los que se incluye lo fracasada de esta
enfermedad

que no me mata (dicho sea de paso que rima con fracaso).

No me jodas la vida
cuando el destino empieza en un quilombo
y he visto demasiado.

Hermano de mi vida iconoclasta
no me jodas
 lo poco que me queda de mi iconoclastía
y me hagas dependiente
de una fe absolutista como el hambre de Dios

cuando
no
existe
un dios que haya sobrevivido al hombre
que creó en un mal día.

Pongo en duda la fe del mundo entero,
porque si yo fuera ese dios por el que todos matan
me habría suicidado hace ya mucho tiempo

por inútil.

Ya ves, hermano, así de libre
es el libre albedrío de mi convicción única.









Estoy tan pobre
que los bordes me huyen, compañero.

La vida entera huye como un mural de esquina
donde no hay altruismo

quizás apenas algo de arte ególatra.

Huímos.

Conjugamos el verbo
en sus semánticas posibilidades:

yo nunca huyo

quizás huyera o huyese en otras circunstancias

huye tú, compañero

huiría pero ya sabes que debo estar aquí


La vida
es un laberinto obsoleto que huele horrible.
Huele a la putrefacción del Minotauro
en innúmeros cestos de basura.

Todo será una infección consecutiva
por el virus del hombre.
Y la caverna de Platón será un poroto
que encima
no germinará ni aunque lo riegue sangre.











Se ha extraviado mi lágrima
como la lluvia muere dentro de un secarral
y así me ves
achaparrado y encogido
a punto vegetal como un acto final de resistencia.

Soy una porquería metafísica que mastica dolor
y escupe sangre
llevado por la ira y agostado por la larga impotencia.

Acaso una piedra semental de la que nace
la fagocitosis
y el mal clima que impera a donde voy

siempre descaminado.

A veces recuerdo nuestras campañas victoriosas
y descubro este envejecimiento
del alma y de la víscera.

Ahora veo mutilaciones,
deduzco cadáveres
de mis viejas estadísticas del éxito
y habito con desnudez
en uno
y otro
y otro
y otro
fracaso
con-se-cu-ti-vo.








Nos falta practicar la antropofagia,
el viejo sexo oscuro de los rituales con vírgenes
y comernos la fe del enemigo
para recuperar el acto voluntario de creer.

Ellos están convencidos y en nosotros
la duda
es un estado de conmiseración hacia la asiduidad combatiente.

Tu grito intenta consolar mi grito
y formamos un grito por grito
igual
grito al cuadrado

un doble grito
que se cubre la cabeza como un hombre
extenuado a estallidos y pedazos que llueven
sobre su cabeza de grito
cubierta por sus brazos de grito
para protegerse de los pedazos de grito
que caen sobre él.

Luego hacemos silencio
como si se nos hubiera terminado la garganta.









La piedad es a veces
esa situación moderadamente pegajosa
que no deja latir mi corazón.

Una babasa
compuesta por una larga filiación de flatos de colores
que propugnan una danza luctuosa
alrededor de un hueso.

Estás enojado, compañero mío.

Soy el tipo que invoca los espíritus de la fatalidad
y el desengaño
y va por el camino
descabezando estatuitas de Heidis primorosas
como si fueran buenas mujeres a las que pincharles
los ojos del alma con una espina.

La piedad es como una calígine viciada
que huele a piel y pelo
calcinados
y se arropa en el llamado feraz de la pólvora
como en un traje de graduación.

Es una rosa purulenta.
Una rosa macabra que alguien colocó por error
donde nada florece.

 Imagenes: Album de la tropa




Participan en este sitio sólo escasas mentes amplias

Uno mismo

En tu cuarto hay un pájaro (de Pájaros de Ionit)

Un video de Mirella Santoro

SER ISRAELÍ ES UN ORGULLO, JAMÁS UNA VERGÜENZA

Sencillamente saber lo que se es. Sencillamente saber lo que se hace. A pesar del mundo, saber lo que se es y saber lo que se hace, en el orgullo del silencio.

Valor de la palabra

Hombres dignos se buscan. Por favor, dar un paso adelante.

No a mi costado. En mí.

Poema de Morgana de Palacios - Videomontaje de Isabel Reyes

Historia viva - ¿Tanto van a chillar por un spot publicitario?

Las Malvinas fueron, son y serán argentinas mientras haya un argentino para nombrarlas.
El hundimiento del buque escuela Crucero Ara General Belgrano, fue un crimen de guerra que aún continúa sin condena.

Porque la buena amistad también es amor.

Asombro de lo sombrío

Memoria AMIA

Sólo el amor - Silvio Rodríguez

Aves migrantes

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Feria del Libro de Jerusalem - 2013

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Café literario - Centro de convenciones de Jerusalem

Acto de fe

Necesito perdonar a los que te odiaron y ofendieron a vos. Ya cargo demasiado odio contra los que dijeron que me amaban a mí.

Irse muriendo (lástima que el reportaje sea de Víctor Hugo Morales)

Hubo algo de eso de quedarse petrificado, cuando vi este video. Así, petrificado como en las películas en las que el protagonista se mira al espejo y aparece otro, que también es él o un calco de él o él es ese otro al que mira y lo mira, en un espejo que no tiene vueltas. Y realmente me agarré tal trauma de verme ahí a los dieciseis años, con la cara de otro que repetía lo que yo dije tal y como yo lo dije cuarenta años antes, que me superó el ataque de sollozos de esos que uno no mide. Cómo habrá sido, que mi asistente entró corriendo asustado, preguntándome si estaba teniendo un infarto. A mi edad, haber sido ese pendejo y ser este hombre, es un descubrimiento pavoroso, porque sé, fehacientemente, que morí en alguna parte del trayecto.

Poema 2



"Empapado de abejas
en el viento asediado de vacío
vivo como una rama,
y en medio de enemigos sonrientes
mis manos tejen la leyenda,
crean el mundo espléndido,
esa vela tendida."

Julio Cortázar

Mis viejos libros, cuando usaba otro seudónimo y ganaba concursos.

Mis viejos libros, cuando usaba otro seudónimo y ganaba concursos.
1a. edición - bilingüe