Apendicitis crónicas (las páginas colgantes)

TEORÍA DE LA PROSA - IRRESPONSABILIDAD DEL VERSO - IMAGINACIÓN DEL ENSAYO - INCERTIDUMBRE DE LA REFLEXIÓN

Reset

Muchas de mis historias quedan así, sin terminar. Quedan así, envejeciendo sin resolución porque se han agotado en ellas las cosas por decir. Las envuelve el silencio. Mi silencio.

Todas esas historias ya no me hablan. Tampoco yo les hablo.

A veces, ni siquiera sé dónde han ido a parar. No se manifiestan. Están mudas o quizás asordadas porque he dejado de estar involucrado con ellas y también en ellas. Las extravío en alguna subcarpeta de la que no recuerdo el nombre porque sin impulso todo es languidez hasta que luego de tanto languidecer, la poca luz residual se consume en su propia costumbre de apenumbramiento y queda para siempre oculta la ruta por seguir.

Alguien al que realmente amé y quedó transformado en una historia interminable no ya por haber languidecido sino por su perpetua vigencia, me dijo que yo estaba hecho de una madera anómala. Acepté el término sin saber exactamente qué significaba, porque seguramente tenía su significado para quien lo empleaba de ese modo. Una madera anómala me sonó a un árbol ignoto y no a que la madera tuviera en sí una condición que le marcara el sino. Quizás fue esa parte de mí que ha acabado por morir la que le atribuyó aquel significado, aquella condición de extrañeza por desconocida, a la madera de la que el amor me hablaba.

Al cabo, las historias que nacen para no ser, terminan siendo una madera devorada por el comején, el esqueleto de un barco al que su eterno naufragio ha masticado porque para él los naufragios son una forma de despreciable supervivencia. En el fondo, unos restos de madera ignota, desechada por anómala dentro del ejercicio de las otras maderas.

Como sea, en proporción son mucho más abundantes las historias que no he concluido que las que he llevado hasta el puerto del papel.

Esas historias, entonces, conservan su silencio, refugiadas y resignadas a que no les dé trámite nunca más, como a tantas cosas que uno aprende a descartar cuando es también descartado por ellas. Solo hay que ser objetivo y enseñar a objetivar al corazón.

Hay cosas, en la vida de un hombre, que no deben ser dichas, ni siquiera en una historia de la que no hemos concebido su final.

Objetivar es, entonces, una forma de resolver aquello que se obliga a dejar de doler.

—Debería limpiar el disco duro…

 

Participan en este sitio sólo escasas mentes amplias

Uno mismo

En tu cuarto hay un pájaro (de Pájaros de Ionit)

Un video de Mirella Santoro

SER ISRAELÍ ES UN ORGULLO, JAMÁS UNA VERGÜENZA

Sencillamente saber lo que se es. Sencillamente saber lo que se hace. A pesar del mundo, saber lo que se es y saber lo que se hace, en el orgullo del silencio.

Valor de la palabra

Hombres dignos se buscan. Por favor, dar un paso adelante.

No a mi costado. En mí.

Poema de Morgana de Palacios - Videomontaje de Isabel Reyes

Historia viva - ¿Tanto van a chillar por un spot publicitario?

Las Malvinas fueron, son y serán argentinas mientras haya un argentino para nombrarlas.
El hundimiento del buque escuela Crucero Ara General Belgrano, fue un crimen de guerra que aún continúa sin condena.

Porque la buena amistad también es amor.

Asombro de lo sombrío

Memoria AMIA

Sólo el amor - Silvio Rodríguez

Aves migrantes

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Feria del Libro de Jerusalem - 2013

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Café literario - Centro de convenciones de Jerusalem

Acto de fe

Necesito perdonar a los que te odiaron y ofendieron a vos. Ya cargo demasiado odio contra los que dijeron que me amaban a mí.

Irse muriendo (lástima que el reportaje sea de Víctor Hugo Morales)

Hubo algo de eso de quedarse petrificado, cuando vi este video. Así, petrificado como en las películas en las que el protagonista se mira al espejo y aparece otro, que también es él o un calco de él o él es ese otro al que mira y lo mira, en un espejo que no tiene vueltas. Y realmente me agarré tal trauma de verme ahí a los dieciseis años, con la cara de otro que repetía lo que yo dije tal y como yo lo dije cuarenta años antes, que me superó el ataque de sollozos de esos que uno no mide. Cómo habrá sido, que mi asistente entró corriendo asustado, preguntándome si estaba teniendo un infarto. A mi edad, haber sido ese pendejo y ser este hombre, es un descubrimiento pavoroso, porque sé, fehacientemente, que morí en alguna parte del trayecto.

Poema 2



"Empapado de abejas
en el viento asediado de vacío
vivo como una rama,
y en medio de enemigos sonrientes
mis manos tejen la leyenda,
crean el mundo espléndido,
esa vela tendida."

Julio Cortázar

Mis viejos libros, cuando usaba otro seudónimo y ganaba concursos.

Mis viejos libros, cuando usaba otro seudónimo y ganaba concursos.
1a. edición - bilingüe