Sé que no estoy ni existo en el antojo
rupturista inconcluso del silencio,
porque no sé qué hacer con lo que he sido.
No sé qué hacer con este yo que muta,
que se deshace y hace
como un experimento desde el que escapan sombras.
Debería poder hablar conmigo,
yo que vengo desde el azul del sur
como una azul pandemia de oceanario.
Debería saber leer a Dios,
ser un grafólogo de sus jeroglíficos
asados en la piel del puño y letra.
Yo también
soy de ese tiempo oscuro,
de ese tiempo famélico de las devastaciones
que llueven en pedazos
y se aprietan el corazón con llantos y caminos
mojonados de nadie.
El arte del silencio se ha dejado
el alma boquiabierta y me pregunto cómo
romper su impunidad con un milagro.
(De: Pandemia de oceanario)